En este mismo tiempo, Carnoy (citado por Navarro, 1998) hace alusión a dos estudios importantes que contribuyeron a mostrar de manera clara la insuficiencia de la TCH; el primero, efectuado por Blaug y Ducan en el cual se observó que la preparación académica que poseían los padres constituía una variable con gran significación, pues todo parecía indicar que los padres con algún tipo de educación proporcionaban educación adicional a sus hijos, encontrándose una alta correlación entre las variables posición socioeconómica de los padres y educación que reciben los hijos. En el segundo estudio, Thurow y Lucas, mostraron evidencias de que la educación y capacitación escolar poco contribuían en la productividad potencial de los trabajadores, afirmaron que la productividad es una característica del empleo o puesto que existe en una organización, concluyendo que los sistemas de trabajo con equipo moderno y alta tecnología traían consigo una alta tasa de productividad, mientras que la forma de trabajo mecanizada o manual originaba una tasa de productividad baja; en el estudio, todo parecía indicar que la formación recibida en la escuela no dotaba a los individuos de las destrezas y habilidades para incorporarse al mundo del trabajo, sino más bien, dichas destrezas y habilidades las desarrollaba una vez que este se incorporaba al trabajo a través del entrenamiento y la capacitación. Se concluyó que los conocimientos adquiridos en la escuela no impactaban en la productividad, más bien éstos ayudaban a los empleadores en una actividad discriminatoria, pues al momento del reclutamiento y selección, el empleador prefería a los futuros trabajadores con habilidades mínimas que facilitaban su entrenabilidad en un área específica con un costo mínimo para la empresa.

A continuación se exponen las principales críticas a la Teoría del Capital Humano:
a. La crítica credencialista y de la selección: se refiere básicamente a
que el capital humano ve a la educación como un señalamiento o
indicio de la productividad individual.
b. Crítica de Shaffer: señala que la economía tiene muy poco que
ganar y mucho que perder con la aplicación del concepto de capital
humano, porque resulta muy difícil calcular satisfactoriamente el
rendimiento económico de la inversión en seres humanos, pues
se realiza por causas distintas a la expectativa del rendimiento
monetario y no tiene efectos demostrables sobre la producción
futura.
c. Critica radical marxista: su principal exponente es Bowles, quien
basa su crítica en el contexto de su teoría de la correspondencia
entre la escuela y el trabajo. Señala que este último no explica
totalmente la producción porque se obvia a la educación-formación
como factor productivo, además de que se elimina el factor clase
social. Por otra parte, el sistema educativo no solamente produce
capital humano sino que segmenta la fuerza del trabajo, pide
el desarrollo de la conciencia de clase y legitima la desigualdad
económica, al proporcionar un mecanismo de meritocracia
asignando a los individuos posiciones laborales desiguales.
d. Teoría Institucionalista: tuvo sus orígenes en la escuela histórica
alemana en la segunda mitad del siglo XIX, su objetivo es la
interpretación de la economía a través de la evolución histórica de
las estructuras sociales e institucionales. Ejerció fuerte influencia
en el gobierno, en el pensamiento norteamericano y en la economía
laboral hasta la segunda guerra mundial.
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